28.5.11

MAREA DE INCIENSO



Sobre nuestros labios de hombre
derramaba la tarde su hastío,
arrancando otro absurdo otoño
a la precaución de aquellos pasos
con los que íbamos construyendo
una casa en ruinas.

Ya sin ningún argumento,
bajé hasta los escombros del suelo
buscando entre tus rodillas
una marea de incienso.